EUROPA
PRESS
11 febrero
2022
Principales
beneficios para la salud de las restricciones calóricas
Un nuevo estudio dirigido por
investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) confirma los
beneficios para la salud de las restricciones calóricas moderadas en los seres
humanos, e identifica una proteína clave que podría aprovecharse para prolongar
la salud en los humanos, según publican en la revista 'Science'.
Décadas de investigación han demostrado que la limitación de
la ingesta de calorías en moscas, gusanos y ratones puede aumentar la duración
de la vida en condiciones de laboratorio, pero no estaba sin estar claro si esa
restricción calórica puede hacer lo mismo en los seres humanos.
La investigación se basó en los resultados del ensayo clínico
Comprehensive Assessment of
Long-term Effects of Reducing Intake
of Energy (CALERIE), el primer estudio controlado de
restricción calórica en humanos sanos.
Para el ensayo, los investigadores establecieron primero la
ingesta calórica de referencia entre más de 200 participantes en el estudio. A
continuación, pidieron a una parte de esos participantes que redujeran su
consumo de calorías en un 14%, mientras que el resto siguió comiendo como de costumbre,
y analizaron los efectos a largo plazo de la restricción calórica en la salud
durante los dos años siguientes.
El objetivo general del ensayo clínico era comprobar si la
restricción calórica es tan beneficiosa para los seres humanos como lo es para
los animales de laboratorio, explica Vishwa Deep
Dixit, catedrático de Patología, Inmunobiología y
Medicina Comparada Waldemar Von Zedtwitz, y autor
principal del estudio. Y si lo es, añade, querían entender mejor qué hace la
restricción calórica en el cuerpo específicamente que conduce a la mejora de la
salud.
Dado que investigaciones anteriores han demostrado que la
restricción calórica en ratones puede aumentar las infecciones, Dixit también
quería determinar cómo la restricción calórica podría estar relacionada con la
inflamación y la respuesta inmunitaria.
"Porque sabemos que la inflamación crónica de bajo
grado en los seres humanos es uno de los principales desencadenantes de muchas
enfermedades crónicas y, por tanto, tiene un efecto negativo en la duración de
la vida -añade Dixit, director del Centro de Investigación sobre el
Envejecimiento de Yale. Aquí nos preguntamos: ¿Qué
hace la restricción calórica en los sistemas inmunológico y metabólico y, si es
realmente beneficiosa, ¿cómo podemos aprovechar las vías endógenas que imitan
sus efectos en los humanos?".
Dixit y su equipo empezaron por analizar el timo, una
glándula que se sitúa encima del corazón y produce células T, un tipo de
glóbulo blanco y una parte esencial del sistema inmunitario. El timo envejece a
un ritmo más rápido que otros órganos.
Según Dixit, cuando los adultos sanos alcanzan los 40 años,
el 70% del timo ya es graso y no funciona. Y a medida que envejece, el timo
produce menos células T. "A medida que envejecemos, empezamos a notar la
ausencia de nuevas células T porque las que nos quedan no son muy buenas para
combatir nuevos patógenos, prosigue. Ésa es una de las razones por las que las
personas mayores tienen un mayor riesgo de enfermar".
Para el estudio, el equipo de investigación utilizó imágenes
de resonancia magnética (IRM) para determinar si había diferencias funcionales
entre las glándulas del timo de los que restringían las calorías y los que no.
Descubrieron que las glándulas del timo de los participantes
que limitaban la ingesta de calorías tenían menos grasa y un mayor volumen
funcional después de dos años de restricción calórica, lo que significa que
estaban produciendo más células T que al comienzo del estudio. Pero los
participantes que no restringían sus calorías no tenían ningún cambio en el
volumen funcional.
"El hecho de que este órgano pueda rejuvenecerse es, en
mi opinión, asombroso, porque hay muy pocas pruebas de que eso ocurra en los
seres humanos, resalta. Que esto sea posible es muy emocionante".
Con un efecto tan drástico en el timo, Dixit y sus colegas esperaban
encontrar también efectos en las células inmunitarias que el timo producía,
cambios que podrían subyacer a los beneficios generales de la restricción
calórica. Pero cuando secuenciaron los genes de esas células, descubrieron que
no había cambios en la expresión genética tras dos años de restricción
calórica.
Esta observación obligó a los investigadores a examinar más
de cerca, lo que reveló un hallazgo sorprendente: "Resulta que la acción estaba
realmente en el microambiente del tejido y no en las células T de la
sangre", subraya Dixit.
El equipo había estudiado el tejido adiposo, o grasa
corporal, de los participantes sometidos a una restricción calórica en tres
momentos: al principio del estudio, después de un año y después de dos. La
grasa corporal es muy importante, recuerda Dixit, porque alberga un sistema
inmunitario robusto. Hay varios tipos de células inmunitarias en la grasa, y
cuando se activan de forma aberrante, se convierten en una fuente de
inflamación, explica.
"Encontramos cambios notables en la expresión génica
del tejido adiposo después de un año que se mantuvieron durante el segundo año,
destaca. Esto reveló algunos genes implicados en la prolongación de la vida en
los animales, pero también objetivos únicos que imitan la restricción calórica
y que podrían mejorar la respuesta metabólica y antiinflamatoria en los seres
humanos".
Al reconocer esto, los investigadores se propusieron ver si
alguno de los genes que identificaron en su análisis podría estar impulsando
algunos de los efectos beneficiosos de la restricción calórica. Se centraron en
el gen de la PLA2G7, o acetilhidrolasa del factor
activador de plaquetas del grupo VII A, que era uno de los genes
significativamente inhibidos tras la restricción calórica. La PLA2G7 es una proteína
producida por las células inmunitarias conocidas como macrófagos.
Este cambio en la expresión del gen PLA2G7 observado en los
participantes que limitaban su consumo de calorías sugirió que la proteína
podría estar relacionada con los efectos de la restricción calórica. Para
comprender mejor si la PLA2G7 causaba algunos de los efectos observados con la
restricción calórica, los investigadores también rastrearon lo que ocurría
cuando se reducía la proteína en ratones en un experimento de laboratorio.
"Descubrimos que la reducción de PLA2G7 en ratones
producía beneficios similares a los observados con la restricción calórica en
los seres humanos", afirma Olga Spadaro, antigua
investigadora de la Facultad de Medicina de Yale y autora principal del estudio.
En concreto, las glándulas del timo de estos ratones fueron funcionales durante
más tiempo, los ratones estaban protegidos del aumento de peso inducido por la
dieta y estaban protegidos de la inflamación relacionada con la edad.
"Estos resultados demuestran que el PLA2G7 es uno de
los impulsores de los efectos de la restricción calórica, explica Dixit.
Identificar estos impulsores nos ayuda a comprender cómo el sistema metabólico
y el sistema inmunitario se comunican entre sí, lo que puede indicarnos objetivos
potenciales que pueden mejorar la función inmunitaria, reducir la inflamación
y, potencialmente, incluso mejorar la vida útil".
"Hay mucho debate sobre qué tipo de dieta es mejor
-baja en carbohidratos o en grasas, aumento de proteínas, ayuno intermitente,
etc. y creo que el tiempo dirá cuáles son importantes, comenta Dixit. Pero
CALERIE es un estudio muy bien controlado que demuestra que una simple
reducción de calorías, y ninguna dieta específica, tiene un efecto notable en
términos de biología y de cambio del estado inmuno-metabólico en una dirección
que es protectora de la salud humana. Así que, desde el punto de vista de la
salud pública, creo que da esperanzas", concluye.